Resulta curioso cómo ha ido evolucionando la medicina a lo largo de los siglos. Entre el fracaso y el éxito hay una línea muy delgada que separa a ambas partes, y en demasiadas ocasiones aquello que se creía beneficioso para la salud podía llegar a ser perjudicial o, en el peor de los casos, mortal para el ser humano.
Entender y comprender el cuerpo humano no resulta ser un proceso sencillo. Imagínense una máquina nueva en perfecto estado, lógicamente funcionará perfectamente. Sin embargo, si una sola pieza del mecanismo falla toda ella comenzará a deteriorarse, produciendo serios problemas hasta que al final acabe por dejar de funcionar e, incluso, romperse sin posibilidad de reparación. Así es como funciona nuestro organismo. Somos una máquina que continuamente necesita ser puesta en marcha para su perfecto funcionamiento.
¿Pero qué ocurre cuando no se sabe lo que realmente nos sucede o por qué nos ocurre? Hoy en día, gracias a la tecnología y los avances científicos, podemos llevar una vida bastante confortable. Si tenemos un grave dolor de muelas debido a una infección, acudimos a nuestro médico de cabecera o al dentista para que nos receten un antibiótico y así aliviar los dolores que sufrimos. Si por el contrario nos duele la cabeza, tomaremos un analgésico, que también nos ayudará a calmar la inflamación de una contracción muscular u otro tipo de lesión leve. Sin embargo, durante el periodo de la Edad Media este tipo de conocimientos no se tenía y por lo tanto solían salir a luz todo tipo de remedios extraños e inusuales como es el caso del “Polvo de mummia” o “Polvo de momia”.
Tinaja de un boticario del siglo XVIII en cuyo interior hay restos de "Polvo de momia". |
La palabra “mummia” es de origen persa cuya traducción significa “betún”. El betún, cuya raíz latina es bitūmen, es una sustancia natural que se obtiene mediante una mezcla de líquidos orgánicos extremadamente viscosos cuyos principales componentes son el carbono e hidrógeno. Es extremadamente inflamable y cuando se prende crea una cortina de humo espesa desprendiendo un olor característico. Tiene pigmentos de color negro intenso, y se adquiere mediante la destilación fraccionada del petróleo.
En la antigüedad, cuando los exploradores persas acudían a Egipto ya fuese para asentarse en la región o con fines comerciales, descubrieron por accidente, o quizás por casualidad, que los cuerpos embalsamados de los antiguos egipcios habían logrado adquirir una coloración y una resina oscura similar al betún persa. Sin conocimientos y sin pruebas que evidenciaran lo equivocados que estaban comenzó un lucrativo negocio con los cuerpos de los difuntos.
Durante el siglo XII, el famoso “Polvo de mummia” pasó a ser conocido como “Polvo de momia” y los viajeros que habían acudido a las tierras egipcias hablaban maravillas sobre los poderes curativos que ejercían los difuntos cadáveres en el cuerpo humano una vez ingeridos correctamente.
Fotografía del fotógrafo y escritor francés Félix Bonfils durante uno de sus viajes a Egipto. Las momias eran expuestas como simples mercancías para su posterior comercialización. |
Desgraciadamente, este tipo de negocio comenzó a traer la atención del público y las boticas de la época comenzaron a demandar con mayor insistencia este tipo de producto, cuyos orígenes muchas veces eran de aspecto dudoso, ya que debido a la falta de cuerpos antiguos se utilizaban cadáveres recientes para aplacar la enorme demanda que estaban sufriendo.
Gran parte de la responsabilidad recaería en los alquimistas de la época, quienes aseguraban que la ingesta de este “medicamento” era capaz de curar cualquier tipo de males: desde un simple dolor de cabeza hasta graves enfermedades.
Retrato del alquimista, médico y astrólogo Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus vonHohenheim más conocido como Paracelso. |
¿APLICACIONES CURATIVAS?
Ingerir este tipo de “medicamento milagroso” no debía de dejar un buen sabor de boca en la persona que lo tomaba. Para aplacar el repugnante sabor los boticarios solían diluir esta pasta en sustancias líquidas como el vino o el agua. Incluso a veces se utilizaba un poco de miel para endulzar el rancio sabor.
Además de sus aplicaciones “curativas”, el polvo de momia también fue utilizado para la creación de ungüentos y cosméticos para la mujer.
LA CORTE TAMBIÉN LO UTILIZABA.
Retrato del rey Francisco I de Francia (12 de Septiembre de 1494- 31 de Marzo de 1547) |
RECHAZADO POR SU DUDOSA UTILIDAD Y ORIGEN.
Llegados a este punto, y dado que existía cierta duda, selectos grupos de diferentes campos alzaron su voz negándose a creer que semejante “medicamento” tuviera las facultades medicinales que se le atribuían.
Retrato del monje español benedictino Benito Jerónimo Feijoo. |
Retrato del padre de la cirugía moderna Ambroise Paré. |
DE LOS ERRORES SE APRENDE.
Se desconoce el número total de momias que pudo llegar a perderse durante el boom que hubo en otras épocas pasadas. Los avances científicos dieron paso a nuevos conocimientos y ayudaron a desmentir esta falsa creencia popular que durante tantos años enriqueció a timadores, saqueadores y ladrones de tumbas.
BIBLIOGRAFÍA:
Esta obra ha sido escrito por Akasha Valentine http://www.akashavalentine.com © 2012.
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